Ana María Suárez  vio durante muchos años la política de cerca. Siempre en primera fila, como espectadora privilegiada, pero nunca siendo ella protagonista.

Fue espectadora  durante los años que su esposo, Jorge Zambrano, ha sido alcalde, hasta que llegó la hora para ella.

Su carta de presentación es su trabajo en el Patronato Municipal y su labor en el sector privado. No deja de repetirlo. En eso ha hecho hincapié durante la campaña. 

> ¿Alcanza con eso para ser alcaldesa de Manta?

Claro que no. Yo soy una mujer que tuvo 18 años de aporte voluntario a la ciudad, dejando un legado de obra social. No solo por eso se me debe evaluar. Soy una mujer de empresa que ha creado miles de fuentes de empleo a través de la construcción y administrando negocios. Todo aquello me da la capacidad para ser la próxima alcaldesa.

> ¿En quÉ momento decidió ser candidata?

Lo reflexioné mucho. Hubo algunos movimientos que anteriormente me propusieron candidaturas como viceprefecta y también la alcaldía de Manta, pero siempre me interesó ser más voluntaria a través del Patronato, hasta que hubo un grupo de mujeres que se unió para pedírmelo y decidí que sí. A los 50 años, puedo ser ese referente de las mujeres en la alcaldía. Lo consulté con mi familia y recibí el apoyo. 

> La campaña sucia también la afectó a usted.

Desde el principio planteé una campaña limpia; pese a eso recibí hostigamiento por el hecho de ser mujer.  Una campaña sucia en la que me decían que vaya a  lavar y planchar, que es una forma de desvalorizar a todas las mujeres. Es una forma mediocre de hacer política.

> Uno de sus plantEamientos es la fábrica de líderes; ¿en qué consiste esta iniciativa?   

En promover el talento y fomentar el emprendimiento juvenil en distintas áreas. Lo haré mediante talleres. La obra de infraestructura es importante, pero también lo es aportar para que los jóvenes tengan empleos. Por eso tenemos en proyecto “Mi primer empleo”, para personas de 18 a 29 años. Cuando voy a los barrios, los jóvenes piden trabajo.

> Usted plantea la regeneración de La Poza; la pregunta es: ¿de dónde se obtendrán los recursos para aquello?

Hay que hacer una alianza pública-privada para eso.

> Muchos proyectos se han presentado para La Poza, pero todos han quedado en papel.

Una de mis fortalezas es la autogestión, y eso lo he demostrado durante los 18 años  como presidente del Patronato. Han ocurrido desgracias naturales, como el terremoto, que perjudicaron proyectos como estos, y ya es hora de recategorizar a la ciudad. La gente pide un gran parque en ese sector y que sea ese imán turístico que Manta está esperando.

> En el tema de la contaminación no hay quién no se queje en Manta; ¿Por qué cree que no se ha podido solucionar aún en la ciudad ese tema?

Esta administración ha invertido muchos recursos en el plan hidrosanitario: repotenciación de las plantas de tratamiento, de las bombas, y por eso ha llegado la hora de atender a Playita Mía. El problema allí es que esa estación de bombeo ya es insuficiente para las aguas residuales que bajan del río Muerto.

Debemos plantear al Municipio de Montecristi que trate sus aguas residuales.

> Pero ninguna administración lo ha podido conseguir. Se lo ha dicho, pero no han cumplido aquello.

Nosotros lo vamos a conseguir. Habrá diálogo con ese municipio. Voy a liderar que aquello se cumpla. Además se requiere de una nueva línea  de impulsión que vaya desde la estación de bombeo de Los Esteros hasta la estación de Miraflores, anulando la de Las Rocas, para que ya no existan reboses en Playita Mía. También hay una tarea pendiente en los ríos Manta y Burro para eliminar las conexiones irregulares.

> ¿Por qué no plantearle al gobierno  que asuma los 100 millones de dólares que el municipio le debe al banco mundial?

No creo que la propuesta sea viable, porque el Gobierno está sobreendeudado. La condición económica no permitiría que el Ejecutivo asuma las deudas de los organismos seccionales.