Gracias a un vacío legal, las bengalas estaban de hecho autorizadas en los estadios marroquíes, donde frecuentemente crean enormes nubes de humo que dificultan la visibilidad.

Los casos de accidentes y sofocos por el abuso de las bengalas, muy populares entre los grupos organizados de aficionados, son igualmente abundantes.

Esta es la última medida que trata de poner un poco de orden en los bulliciosos estadios marroquíes, escenario frecuente de reyertas entre hinchas o de enfrentamientos con la policía.

Esta violencia deportiva, que también se traslada en numerosas ocasiones en los barrios aledaños a los estadios, no mengua pese a las numerosas medidas de castigo (con cierres de estadios y cuantiosas multas) impuestas por las autoridades contra los clubes que toleran de un modo u otro estos comportamientos. EFE