La preocupación ciudadana debe incidir en el proceso de selección y elección de los posibles postulantes, pues tal como se lo  ha planificado, es un proceso sin definiciones claras y concretas, y con indicios de promover el centralismo.

Revisemos el asunto. En primer lugar están los principales requisitos exigidos para los postulantes; en realidad,  tal como están planteados, estos no son trascendentes para la función y parecería que están dirigidos a beneficiar a un minúsculo grupo de ciudadanos, cuyo mayor mérito es haber participado en algún proceso de veeduría o control social, dejando en segundo plano, lo que consideramos debe ser fundamental para ser miembro de este organismo. Es decir, la honestidad, la moral y la ética, al margen de la participación o no en veedurías, siendo esta la razón por la que en vísperas del cierre de las inscripciones de los postulantes, en Manabí  no hay uno solo a la fecha. Y esto también ocurre a nivel nacional, pues por información extraoficial, conocemos que solo en Guayas, Pichincha y Tungurahua hay  inscritos. 

Además, el CNE ha complicado la participación ciudadana con una resolución de última hora, pues ha dispuesto que para obtener uno de los requisitos, como es el certificado de apoliticismo, este debe ser tramitado en Quito;  y conocemos de interesados que llevan varios días esperando el documento, y aún no lo obtienen, lo cual obviamente favorece a los posibles postulantes de Quito. Ese documento antes se lo podía obtener aquí.

Pero si lo anterior resulta limitante o sectario, mucho más es el proceso eleccionario  para elegir a los nuevos miembros del CPCCS, el cual será a nivel nacional, lo que resulta otra desventaja difícil de superar para los postulantes de fuera de Quito y Guayaquil.

Para un ciudadano de provincia es casi imposible promoverse a nivel del país, ya que se requiere de muchos recursos económicos, y con la limitada promoción que le proporciona el estado a cada participante no lo va a lograr.

Y resulta evidente que los residentes en Quito y Guayaquil tendrán mayores ventajas, puesto que las televisoras y la prensa de alcance nacional tienen sus sedes en esas ciudades; y a través de entrevistas a los postulantes oriundos de ahí, tendrán mayor y mejor promoción y, consecuentemente, mayores opciones de obtener votos en todo el territorio nacional.

Entonces este organismo estará conformado únicamente por quiteños y guayaquileños, lo cual evidentemente es una forma “ democrática “de centralismo.

Consideramos que el CNE debe cambiar los requisitos para la postulación, dándole prioridad a los principios de honradez, moralidad y  ética, lo que permitirá una mayor y mejor participación.

Además, debería establecer siete regiones o distritos electorales a nivel nacional, para que en cada una de ellas se escoja a un representante principal y otro alterno, que serán los dos más votados en cada región. Así tendríamos un CPCCS conformado por ciudadanos probos de todo el país y no solamente de Quito y Guayaquil.