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El retorno de la fol (ii)
El retorno de la fol (ii)
Por: Pedro Vincent Bowen
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Domingo 12 Agosto 2018 | 11:00

Sorpresiva sorpresa causóme el “Telegrama del Diablo” del domingo anterior dirigido al MinDefensa, Osgualdo Jarrín, en el cual se me menciona.

 Y es que nunca imaginé que hasta Satanás lee también en el Infierno lo que escribo en El Diario, cuya parte pertinente dice: “Solo con anuncio tuyo de que Ecuador se relacionará de nuevo con gringos de USA para seguridad y combate al narcotráfico, algunitos de los que sabemos se han urticariado. Al contrario del francés Vincent, el Pedro de la pluma fina, periodiquero de fina estampa, que está que brinca en una patita, quiere que regrese la FOL a Manta. Es que la droga está que juega al pepo. Así que arréale nomás, Osgualdito, que de los contras me encargo yo. Amarradoramente el Diablo”.

Para quienes no recuerdan o no leyeron mis notas periodísticas del año 2007 sobre el papel no militar de la FOL en la Base Aérea de Manta (BAM), reproduciré algunos datos de mis archivos que serán parte del libro sobre ese tema que en algún momento publicaré.
Por iniciativa de la Embajada americana en Quito, un grupo de periodistas fuimos invitados por Eduardo Cárdenas, comandante del Ala de Combate 23 y Javier DeLucca, comandante de la FOL, a realizar un recorrido por el recinto (sin armas) que ocupaba la FOL en la BAM, con la finalidad de mostrar cómo funciona esta organización y su trabajo antidrogas.
DeLucca afirma que el 90 por ciento de la droga que sale de Ecuador proviene de la región Interandina y ofrece entregar cifras para que no se siga manejando la información de que la mayor parte de la droga sale de Manta, destacando que se trata de un trabajo antidrogas conjunto realizado por la FOL y la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).  
Para ello, las detecciones aéreas, el monitoreo, localización y control del tráfico de drogas tienen su apoyo fundamental en los aviones AWACS, de los cuales dos operan en la FOL de Manta. Se trata de aviones no artillados fabricados en 1979, de los cuales hay 30 en el mundo que cuentan con equipos para detectar embarcaciones en alta mar. Y agrega: “cada hora de vuelo de estos aviones a 27.000 pies de altura cuesta 3.000 dólares para que el radar funcione y detecte las embarcaciones en alta mar a 200 millas en un radio de acción de 360 grados”.
Cuando los periodistas nos dimos cuenta, estábamos sobrevolando el océano. Fue entonces que interviene el comandante del AWACS, David Bridn, para mostrarnos parte de la aeronave equipada digitalmente, sin que se nos permita tomar fotos, por razones obvias. En cambio conocimos que una tripulación promedio de 25 hombres acompaña cada vuelo (uno diario) y está pendiente de las cámaras, en las diferentes secciones, con la información. En cada vuelo hay uno o dos militares de la FAE para coordinación cuando la inspección se realiza en territorio ecuatoriano, inclusive tiene un puesto asignado en el avión, el cual abandona el oficial cuando la misión se cumple fuera de su jurisdicción. (Continuará)          
 
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