Esto involucra a adolescentes entre los 10 y 19 años de edad, equivalente porcentualmente al 19.5 % de entre todas las mujeres que estuvieron en ese estado de gestación durante el año pasado.

Para ser más precisos con esos datos estadísticos, hemos creído conveniente dar a conocer esos embarazos por edad: 2 de 10 años, 8 de 11, 89 de 12, 405 de 13, 1745 de 14, 4.558 de 15, 8.581 de 16, 12.026 de 17, 13.775 de 18 y 15.111 de 19.

Siguiendo con los datos estadísticos, se tiene que de las menores entre 10 y 14 años, 6 de ellas son madres cada día del año. 

Y de las 56 mil  que estuvieron en embarazo prematuro,  más de 6 mil se vieron precisadas a dejar sus estudios, por lo menos por ese año 2017.

Como puede apreciarse, la situación es apremiante para las familias y para la comunidad en general, por cuanto la solución no está solamente en tomar precauciones para la unión sexual segura, sino en que se realicen los actos educativos que orienten en mejor forma a esa adolescencia que necesita de la ayuda familiar, que es en donde comienza esa necesaria enseñanza, a ser seguidas en la escuela y en el colegio.

Y esa educación debe ser dada a todos los adolescentes, hombres y mujeres, para lo cual se requiere de una cooperación institucional entre dependencias de los ministerios de salud y de educación, existiendo para ello el Plan Familiar creado en el gobierno anterior.

Prepárese, entonces, a esa adolescencia dentro de un campo de amplia enseñanza y educación sexual, no circunscribiéndose solamente a las recomendaciones del uso de prevención, sino por sobre todo a prepararlos para cuándo y cómo se debe comenzar esa actividad, a los que todos deberán llegar en el momento y circunstancias apropiadas.

Y prepárese también a las familias, a las autoridades y a la ciudadanía en general, para evitar esos embarazos prematuros como consecuencia de los abusos y violaciones que con tanta frecuencia se han venido dando en los establecimientos educacionales, en el propio hogar y de diversas otras maneras.

Lo cierto es que es tiempo de unir esfuerzos para preparar a los adolescentes y también a los adultos, para llegar a conformar una mejor sociedad y con ello un mejor país.

Y todo en beneficios de los niños que deben ser los únicos privilegiados.