Cuatro canchas de ecuavóley y una de fútbol llevan funcionando hace menos de tres años en el lugar, espacio que poco a poco los moradores han ido recuperando y adecuando para realizar encuentros deportivos, según dicen los deportistas quienes en su mayoría viven en la cooperativa. 

Colaboración. Fernando Coronel, de 40 años, vive hace dos décadas en el sector, él es uno de los vecinos más alegres por la adecuación del área deportiva. 

Coronel dice que fue parte de la selección de vóley de Chimborazo y ahora él y otros vecinos arman los equipos todas las tardes para jugar. 

Franklin Ortega en cambio suele “ponerle precio a su juego”, junto a su equipo, “apostamos desde cinco dólares ‘para las güitig’, no es mucho dinero el que se pone en juego porque más nos reunimos por hacer deporte”, dice el jugador. 

La cita en las canchas es a partir de las tres de la tarde, desde esa hora poco a poco va llegado la gente para armar los equipos, a veces hacen hasta seis grupos, y los duelos se realizan de manera simultánea aprovechando que cuentan con cuatro canchas de vóley. 

El espacio tiene luminarias, que se las colocó gracias a la gestión de los vecinos, “pedimos por muchas ocasiones ayuda al municipio pero nunca nos hicieron caso, los moradores con lo poco que tenemos logramos recuperar este espacio que todavía sigue necesitando de adecuaciones”, dice Segundo Paredes, habitante del sitio.