Algunos pernoctan en el área; otros llegan tras recorrer largas distancias a pie y con niños en brazos.

Son 27 horas de viaje por vía terrestre desde Cúcuta (Colombia, en la frontera con Venezuela), más las esperas en las terminales de migración.

Tanto en Colombia como en Ecuador deben realizar trámites para sellar sus pasaportes y esto puede tardar varias horas.

La historia se repite en los dos pasos fronterizos de Colombia, en el que comparte con Ecuador en Tulcán y en el que comparte con Venezuela en el estado de Táchira.

Todos allí tienen una misma respuesta. Huyen en busca de un futuro mejor por la crisis económica y política en el país gobernado por Nicolás Maduro.

Entre las familias que intentan cruzar la frontera hay niños, por ello en las oficinas de Migración de Ecuador se han creado espacios lúdicos para distraerlos.

Hasta el lugar también han llegado organismos como la Cruz Roja, que facilita la comunicación de los migrantes venezolanos con sus familiares.

Para quienes logran sellar su pasaporte, después de largas horas de espera, el siguiente destino es Quito, Guayaquil o Perú.

De acuerdo a la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores, el flujo inusual de venezolanos hasta julio de este año fue de 453 mil. 

El Ministerio del Interior ha reportado la salida de 382 mil venezolanos en el mismo período.

Eduardo Febres Cordero, activista por los derechos de los migrantes, afirmó que a Ecuador entran a diario 5.139 venezolanos, pero más de la mitad se traslada a otros países.

Según la legislación ecuatoriana, los migrantes pueden permanecer seis meses en condiciones legales en el país. Algunos solo llegan de tránsito con el propósito de trabajar  y enviar dinero a los familiares.

Es el caso de Carlos, quien  llegó a Manta desde Colombia, donde había estado dos meses mientras reunía dinero para viajar a Ecuador. Esperaba trabajar en Manta y después continuar hacia Perú donde, le habían dicho, había mejores oportunidades.

A propósito del éxodo de venezolanos, la Cancillería ha facilitado el ingreso y la salida de menores de edad, al menos 200 en el puente Rumichaca.

Los menores, según la cartera de Estado, viajaban con sus familias, pero no contaban con documentos de viaje, que en el caso de Ecuador son requisitos migratorios la cédula de identidad o el pasaporte.

Aislados. La masiva llegada de venezolanos también afecta al estado de Roraima, en Brasil.

En ese país, ayer un juez ordenó suspender temporalmente la entrada de venezolanos hasta que haya un “equilibrio” entre el número de inmigrantes que ingresa con los que salen a otras ciudades.

La decisión del juez condiciona la entrada de nuevos venezolanos a Brasil por la frontera al llamado proceso de interiorización, que es una medida del Gobierno federal mediante la cual transfiere inmigrantes desde Roraima, uno de los estados más pobres de Brasil, a otras regiones y les asegura la regularización en el país.

Hasta el momento este proceso, que tiene el apoyo de diversas agencias de las Naciones Unidas, ha trasladado a 820 inmigrantes venezolanos a ciudades como Sao Paulo, Cuiabá, Brasilia y Río de Janeiro, no obstante se estima que, por día, ingresan 500 venezolanos por la frontera de Roraima.