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Testimonio
Increíble: Mujer sufrió 26 años en manos de un espíritu maligno
Iustración

A los 14 años comenzó a practicar un juego por el que se invocaba a los espíritus. Quería hablar con un tío muerto, pero...

Martes 07 Agosto 2018 | 11:40

“Eloísa” (nombre protegido) no quiere hablar de nada que le recuerde ese pasado que estuvo a punto de llevársela en cuerpo y alma al mismo infierno. “Fue horrible”, es la única frase que se atreve a decir mientras se guarda en el silencio, como si se realizara un análisis interior. Luego se marcha y envía a su hija para que lo cuente todo, pero sin nombres ni mucho menos fotografías. 

La chica agradece estar viva para poder contarlo: “Según me cuenta mi madre, a los 14 años de edad, cuando estaba en el colegio, se puso a jugar un juego parecido a la ouija, el cual funcionaba con una pluma que contestaba”.

A “Eloísa” se le había muerto un tío de nombre Ernesto y ella quería entrar en contacto con él por medio de ese juego macabro. Sin mucho trámite -recuerda- la pluma le indicó con un movimiento que el espíritu de Ernesto estaba presente. Desde ese momento, su vida cambió, pues el supuesto espíritu de su tío comenzó a acosarla. “Ella sentía su presencia y pasos que la perseguían”, indica su hija, quien profesa la fe evangélica.
Pero no solo fue eso, también sentía un calor intenso y veía una serie de imágenes horrendas que claramente querían algo más de ella: su alma. Luego de su casamiento “Eloísa” se fue a vivir a El Florón, en donde su crisis se agravó, ya que no solo veía cosas, sino que comenzó a sentirlas dentro de sí y hasta se desmayaba. “Mi madre llegó al punto de que casi me mata, pues una voz interior le decía que me aventara por la ventana o el balcón”, asegura la chica.
Cuando se presentaban esos casos había que cogerla entre varias personas y entonces venía lo peor: una voz gutural le salía de adentro e insultaba a todos los presentes. Luego ella se desmayaba y, cuando despertaba, lo hacía llorando y llena de moretones. Debido a que no encontraban explicación científica o médica alguna, sus familiares optaron por acudir donde un pastor evangélico para que viera el caso.
El diagnóstico no pudo ser más sobrecogedor: estaba poseída por un ser maligno que la quería para él. Lo del tío Ernesto era solo un pretexto para “entrar”. Entonces vinieron las oraciones, los tratamientos médicos y “Eloísa” se recuperó. La última crisis que tuvo fue en marzo del 2017, pasada la cual se ha sentido mejor. No obstante, su hija afirma que el peligro no ha pasado, pero están listos para enfrentarlo.
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