¿Le ha pasado que muchas veces el portero de una institución se cree con más poder que el mismo gerente o dueño?
Y es que el poder trae soledad y la soledad casi siempre lleva a la corrupción. Imagínese al hijo mayor quedándose a cargo de los hermanos. Sería raro que no empezara a ordenar para que sus hermanos hagan los quehaceres evitando siempre hacer el trabajo pesado. Estoy seguro que Jesús sabia esto y por eso él mismo se proponía como servidor de sus hermanos. Es más, Jesús casi nunca se ponía como ejemplo, para él el único ejemplo era y es el Padre Dios. Lo dijo de manera muy simple: “sean perfectos como el padre del cielo”. La única vez que habló sobre sí mismo fue para decirnos: “Aprendan de mí, soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso”.