Como se muestran las cosas, la actividad del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio (CPCCST) aparece como acelerada.
En tiempo récord ha cesado en sus funciones a principales de entidades de raigambre nacional como la Fiscalía General del Estado, la Superintendencia de Bancos, de Economía Popular, de Comunicación, el Consejo Nacional Electoral, Defensoría del Pueblo, y otritos que se escapan.
Así mismo, estudia qué destino les darán a los miembros de la Corte Constitucional y más en lista, cuyo suerte, al parecer, ya estaría echada, pues, curiosamente, el mismo presidente del “supremo” CPCCST, sin pujo alguno, declara previamente lo que se va a hacer y no guarda calificativo para quienes van a perder sus cabezas.
En buen romance, una especie de prevaricato, pues, siendo juez de los casos, estaría prohibido de hacerlo.
Y sorprende la velocidad con que se destituye, puesto que, para llegar a una conclusión sobre el comportamiento y acciones, eficiencias, negligencias, incapacidad o corrupción de los acusados, se supone hay que estudiar y revisar cientos de páginas y dedicarle tiempo suficiente para comprobar las denuncias.
Por eso se presume que la agilidad y la severidad con que actúa, decide y dispone el CPCCST, pretenden responder al “mandato popular” expresado en las urnas a través de la consulta popular, pero con una angustia y desesperación por mostrar que son capaces de ejercer su deber, están arriesgándose a cometer errores por esa prolijidad apurada a demostrar.
Como una corte a semejanza de la Revolución francesa, que quiere acabar con todos los que fueron de la “revolución ciudadana”.
Por eso algunos opinan encontrar semejanzas con las sabatinas del mashi Rafa, cuando decretaba públicamente la sentencia del funcionario escogido, sea de la institución que sea, pues la ley era él y para eso lo había designado el pueblo como presidente, con autoridad y sometimiento a todas las entidades que conforman el Estado, porque al ser el jefe de Estado, el Estado era él.
¿Estaremos viviendo una versión cercana al de la década “ganada”, con versión modificada? ¿Una vuelta de 360 grados?
En verdad creo que no, aunque hay ciertas similitudes. Y es eso precisamente lo que hay que evitar que la ciudadanía confunda, por el bien de los cambios que se demandan de la CPCCST, cuidando que, con las viraderas de torta que últimamente suelen presentarse, en algún nuevo gobierno los alguaciles vayan a ser alguacilados, como ahora lo hacen con los que fueron anteriormente. ¿Me explico?
Mientras se desarrolla la historia nacional, en Manabí y Esmeraldas el interés es saber qué está haciendo el CPCCST por evaluar el empleo de los recursos para la reconstrucción de ambas provincias, luego del terremoto del 16A.
Lo demandan los sobrevivientes y lo merecen los recuerdos de quienes se fueron para siempre.
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