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Buena agua urbana y rural
Buena agua urbana y rural
Por: Alfonso Delgado
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Miércoles 01 Agosto 2018 | 11:00

A través de los años han sido de diferentes maneras los reclamos que la ciudadanía ha presentado para tratar de mejorar su consumo de agua.

Han sido necesarios paros y  acciones violentas para conseguir las soluciones actuales, las que no han podido ser completas ni satisfactorias por la diversidad de fallas. Tanto en los servicios de riego agrícola, como en los de consumo humano.

Pero, en fin, son principalmente las áreas urbanas las que gozan de ese suministro de agua para consumo humano, el que normalmente se llama agua potable posiblemente por el hecho de llegar entubada, ya que en gran parte de los casos esta agua tiene la presencia de materias y bacterias que afectan la salud de los consumidores, por lo que siempre se ha recomendado que sea hervida para tomarla.
Por esta razón se ha generalizado el consumo de agua embotellada, la que tiene una mayor aceptación por su probada calidad, a pesar que, en uno que otro caso, también se han constatado fallas, corregidas y eliminadas.
Lo cierto es que en las zonas rurales la situación es diferente, aunque en pocos casos también llega el agua embotellada.
La gente del campo y del área rural, en general, consume el agua cogiéndola directamente de los ríos, donde los hay; o de los tradicionales pozos que se construyen para tener esa provisión directa, la que, según ellos, les llega filtrada por la misma tierra y eso les permite su consumo directo. El caso es más complicado en las zonas rurales cercanas al mar, en donde por acción de la naturaleza esa agua que se obtiene de los pozos está en parte contaminada con esa sal marina, adquiriendo ese sabor.
Pero la gente de esas zonas rurales no tienen otras alternativas que adaptarse al uso del agua de los ríos o de los pozos, con el agravante que en lo relacionado a Manabí no son muchos los ríos y en su mayoría de escaso caudal, los que en verano o por las escasas lluvias invernales se secan y se complica la situación, no solo para los humanos sino para los animales también.
Esta realidad que se viene viviendo en las zonas urbanas y, peor, aún en las rurales, es un problema que se agrava con el pasar del tiempo y con el aumento poblacional, ya que, como bien se dice, siendo obras bajo la tierra y que no se ven no sirven para la publicidad electoral y por consiguiente son relegadas por los funcionarios locales, provinciales y nacionales.
Es por ello que la política de obras tiene que dar un giro de cien grados y darse a la provisión de agua todos los recursos necesarios para que las zonas urbanas, de preferencia las rurales, sacien con buena calidad esa sed que como es natural todos tenemos.
Y esa agua tiene que ser de calidad y sin afectar la salud humana, porque esta debe ser la prioridad para toda autoridad y todo funcionario.
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