Pascual Morán, habitante del recinto Bella Sombra, manifiesta que por la falta de trabajo optó por este negocio. A este inconveniente se suma el dolor en una de sus piernas, el cual surgió hace más de diez años como consecuencia de la carga excesiva de maíz.

Labor. A “Don Pascual”, como lo conocen sus amistades, se lo encuentra todos los días, desde las 07h00 hasta las 18h00. Le acompañan su hija y nieto, y uno que otro amigo que lo visita para conversar y protegerse de la lluvia o el sol.

La fruta que más se comercializa es la mandarina, vende cerca de 2 mil diarias. También expende fréjol, papaya y naranja, en menor cantidad.

Con el dinero que recauda mantiene a su esposa e hijo,   incluso ayuda a sus nietos. “La situación es dura, pero la vida hay que enfrentarla con optimismo”, refirió.

Otra familia que se dedica a esta actividad es la conformada por Héctor y Carmen Bueno. Su local se encuentra en la entrada al recinto Pajarito. 

Ambos tienen siete hijos y los mantienen con este negocio, que también lo comparten con la venta de pollos hornados, colas, jugos y aguas.