Una oficinista de Seúl acababa de denunciar ante la policía que había sido violada cuando su agresor contraatacó bombardeándola con querellas. Debido a las estrictas leyes contra la difamación, decir la verdad puede ser un delito en Corea del Sur.
Presentar una denuncia en la comisaría no es en sí motivo de querella por difamación, pero si la víctima habla en público puede ser juzgada penalmente.