Desde luego, quedan rezagos (de lo malo) que aún falta corregir, como por ejemplo: mientras el Juez de Garantías Penales de Guayaquil, Darwin Valencia, dispuso prisión preventiva al exministro de Bienestar Social, Iván Espinel, por “lavado de activos” (lo bueno), la jueza Paola Dávila, de la Unidad Judicial Multicompetencias de Samborondón, dictaminó “libertad condicional”  (lo malo) del susodicho PPL  (Persona Privada de Libertad).

Otro caso encasillado entre los buenos es el amparo de protección que hace pocos días concedió la jueza Monserrate Delgado, a pedido del abogado Víctor Arias respaldado por la Junta Cívica e instituciones gremiales y barriales de Manta, contra el Consorcio Tránsito Seguro Manta (Transire), el mismo que está a cargo de la administración de  fotorradares y multas  por exceso de velocidad de los vehículos en 15 sitios de la ciudad-puerto, así como también el cobro de 50 centavos/hora por el estacionamiento de automotores en las principales vías, según contrato firmado con la Municipalidad manteña en abril de 2017.

Por su parte, el gerente de Transire, Alberto Fabara, declaró a la prensa que con o sin autorización de la Municipalidad empezarían a funcionar los fotorradares, ya que no pueden permanecer inactivos por más tiempo sin sacar provecho a la inversión de $ 8 millones que ha hecho su empresa en equipamiento.  A esta posición, Trajano Andrade, presidente de la Junta Cívica, declaró que: “La Constitución de Montecristi consagró el derecho a la resistencia civil. Cuando la ley es injusta, rebelarse es un derecho y obligación”.

Lo feo: Que un par, no más, que no representan a nadie, prestan sus nombres en vano intento de demoler el principal atractivo que tiene Manta, hoy por hoy: el Mall del Pacífico, el segundo centro comercial más grande y moderno de Ecuador. En costosas publicaciones pagadas por la “competencia”, exigen que el cambalache realizado entre la Municipalidad y el Ministerio del Deporte con la empresa que construyó el Mall vuelva a su estado “natural”, lo que significaría demoler las nuevas instalaciones del Complejo Deportivo Tohallí ubicadas en la vía a San Mateo y dinamitar también el edificio del Mall y el hotel adjunto que se está levantando en el malecón.

¡Qué absurdo sería, verdad! 

A partir de entonces: ¿Quién sería tan estúpido para venir a Manta a invertir?