Sergio Palomeque, coordinador zonal de la entidad señala que los operativos tienen como fin evitar la contaminación del producto.

En Santo Domingo de los Tsáchilas hay 40 fábricas que comercializan agua que cuentan con permiso de funcionamiento.

 

Denuncias. “Se reciben constantemente denuncias en las oficinas o a través de la aplicación móvil que tenemos disponible”, señala Palomeque.

Las quejas más frecuentes de los usuarios son el sabor del agua, turbidez o la presencia de insectos en botellas, botellones y fundas.

Los propietarios de los locales aseguran que deben mantener estándares de higiene de forma permanente, esto debido a que los técnicos de la agencia llegan a hacer operativos sin avisar.

Wilder Valencia, dueño de la empresa Soft Water, señala que deben tener sumo cuidado desde el lavado de botellones hasta la distribución.

“Contamos con un sistema de osmosis inversa (filtros de membrana), filtros de grava, carbón y recina que garantizan la calidad del producto”, dijo.

Soft Water llega a gran parte del país en varias presentaciones. La fábrica se ubica en la vía Quinindé, kilómetro 2,5.

 

Sin permisos. Según datos de Regulación Sanitaria hay empresas que operan sin permisos de funcionamiento.

En lo que va del año, la entidad ha tomado cuatro muestras aleatorias en embotelladoras de agua y ha resuelto cuatro procesos administrativos, explica el coordinador.

“En algunos casos el agua ha sido contaminada con aerobios, misófilos que están en el aire o que se han contaminado por haber estado mal selladas, es menos común encontrar coliformes fecales (bacterias que se encuentran en el intestino de seres humanos y animales)”, declaró.

Los locales en donde se procesa el agua pueden ser clausurados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el agua contaminada puede transmitir enfermedades como diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea y  poliomielitis.