Boris Tutasi, hijo del propietario, señala que la garantía en los trabajos los hizo ganar clientes.
Poco a poco han ido abriendo sus puertas negocios que ofertan el mismo servicio: el arreglo de llantas de carros y motocicletas.
Actualmente hay siete llanteras en una sola cuadra, “y trabajo para todos”, señala Tomás Benítez, quien labora en el sitio.
Pese a dedicarse al mismo oficio en esta calle no hay rivalidades. Los propietarios se conocen y comparten experiencias y conocimientos, señalan.
“Nos apoyamos”. Tomás lleva trabajando en su local hace más de una década.
“Cada uno tiene sus clientes y por eso nos hemos logrado mantener. Cuando uno necesita del otro nos apoyamos sin inconvenientes”, dice el vulcanizador.
Boris Tutasi aprovecha los días libres para ayudarle a su padre en el negocio familiar.
Él estudia en Quito y se financia con el oficio de remendar y cambiar neumáticos.
Carlos Cedeño, es cliente fijo de la cuadra. Cuando tiene un problema con las llantas de su moto no duda en llegar hasta la calle Holger Polanco. “El trabajo es bueno, siempre vengo aquí a resolver cualquier asunto por falta de aire o parche de mi motocicleta porque los precios son económicos”, recalcó.
Los profesionales del parche se encargan de auxiliar a los clientes que como Carlos llegan a solucionar cualquier emergencia de forma inmediata y seguir su camino.