Cuando María Chóez y su hija Laura suben a un bus, enfrentan miradas de rechazo. Incluso hay pasajeros que se apartan de ellas. En esos momentos Laura entristece, María le da un abrazo.
Ella cuenta que Laura Ávila tiene 12 años, y el 80 por ciento de su rostro marcado por las cicatrices de un incendio.
La niña sufrió las quemaduras hace ocho años, cuando una vela cayó sobre el toldo de su cama y originó un incendio que causó la destrucción de la casa de caña donde vivían.
Aquello sucedió el 8 de diciembre del 2010, y el fuego también afectó a sus hermanas Erika y Jennifer.
Las tres resultaron con quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo, pero Laura fue la más afectada. Tiene cicatrices en los brazos, manos, espalda, en las piernas, y aún debe someterse a una cirugía plástica en el rostro. La operación no tiene fecha. Las otras menores también deben ser sometidas a cirugías, pero en los brazos.
“Las secuelas de esta tragedia han afectado tanto a mis hijas, que dos de ellas solo utilizan buzos para que no les vean las quemaduras. Otra tiene el rostro desfigurado”, expresa María.
Este incendio ocurrió en el barrio Buenos Aires de la parroquia Leonidas Proaño, en Montecristi, cuando hubo un apagón en el sector. En ese momento María prendió una vela en el cuarto de las niñas, y luego sucedió el incendio.
“Mi esposo y mi suegro sacaron a las niñas de la cama porque estaban a punto de morir carbonizadas”, recuerda María.
Esta tragedia se produjo cuando Laura tenía 4 años; Erika, 7, y Jennifer, 8. Las dos últimas ahora son adolescentes, y las quemaduras que presentan en el rostro las cubren con el cabello.
Ayuda. Las tres hermanas deben usar cremas para toda la vida, pero llevan ocho meses sin ubicarse ninguna pomada en la piel.
Su padre, José Ávila, trabaja en una fábrica de atún, y el dinero que gana solo les alcanza para comprar los alimentos y pagar los pasajes del bus para que vayan al colegio.
Por ese motivo han dejado de comprar las cremas Nivea y Lubriderm, y María pide ayuda económica para adquirirlas, porque la piel de las menores ha comenzado a enrojecer.
También solicita ayuda psicológica para que sus hijas muestren su rostro sin ningún temor.
Esta familia vive en la calle principal del barrio Buenos Aires, y para alguna ayuda se pueden comunicar al número de celular 0980017824. Viven en una casa de ladrillo con cerco de caña.