En este sector, zona de veraneo y residencial a tan solo 30 kilómetros de Atenas, el fuego cobró, por el momento, 74 vidas y ha dejado 182 heridos.
Aunque se hacen esfuerzos colectivos, las altas temperaturas, los fuertes vientos y la simultaneidad de los focos en distintos tipos de terreno han provocado la mayor catástrofe de este tipo que se recuerde en Grecia.
Bomberos, Fuerzas Armadas, vecinos e iniciativas privadas se han movilizado para dar respuesta a esta tragedia, cuya banda sonora está compuesta por las sirenas de los camiones cisternas, los coches que se mueven de un lado a otro y el zumbido de los aviones cisternas que aterrizan sobre el mar para cargar agua.
Delante de las casas destrozadas se reúnen vecinos llorosos para intentar darse cuenta de lo que les ocurrió y salvar algunas pertenencias.
> GRAVE Las autoridades han señalado que aún hay muchos desaparecidos y decenas de edificios a los que las fuerzas de rescate no han podido acceder, por lo que se teme que las cifras de fallecidos suban.
La mayoría de las víctimas mortales perecieron en sus casas o en sus vehículos, arrasados por las llamas que se propagaron con suma rapidez.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, anunció tres días de luto por las víctimas y prometió que “nadie se quedará sin ayuda” y “nada sin respuesta”.
De momento la realidad es que muchos vecinos se encuentran sin techo, a merced de la ayuda que reciben, y con la duda de qué es lo que ha causado esta grave tragedia. La Fiscalía inició las primeras investigaciones para determinar las causas, ante la sospecha de que los incendios podrían ser intencionados o al menos provocados por conductas negligentes.