La perjudicada relató que se encontraba en su domicilio, acompañada de su cuñada y otros familiares, cuando aparecieron cuatro supuestos comerciantes promocionando cobijas, ollas, sábanas, edredones y otros artículos para el hogar.

Ellos les comentaron que si no tenían dinero para comprar los productos, los cambiaban con celulares o alhajas, pero Paola G. y su cuñada respondieron que no querían nada.

Los sujetos habrían aprovechado que las afectadas se encontraban contando varias monedas de sucre que iban a botar a la basura, cuando presuntamente los “vendedores” les propusieron comprar en diez dólares las monedas que pensaban a desechar. Mientras convencían a las afectadas, uno de ellos pidió un vaso con agua y otro de los sujetos solicitó usar baño.

El robo. Las perjudicadas aseguraron que en el momento que prestaron el baño y pasaron el vaso con agua, perdieron el conocimiento. Ellas creen que los delincuentes portaban alguna sustancia entre sus manos que les hizo actuar de manera extraña.

Paola G. mencionó que bajó dos celulares y se los entregó a los delincuentes. Además, les dio dos anillos que eran reliquias familiares.

También dijo que no recordaba en qué momento subió para recoger sus cosas y entregarlas a los pillos. 

Después de diez minutos ella y su cuñada reaccionaron y se dieron cuenta del robo, pero no pudieron localizar a los sospechosos porque  desaparecieron de la zona. Junto a la vivienda dejaron un edredón y un juego de ollas de mala calidad, indicaron las afectadas.