Gilberto Vásquez, taxista, dijo que la tolerancia queda atrás cuando se hallan con el cierre imprevisto de las vías. También porque les toca circular sobre calles que tienen numerosos cortes con 10 y 15 centímetros de profundidad. Y en ocasiones los carros caen en los baches, con el consecuente perjuicio económico por los daños del tren delantero y los neumáticos.

“Todo esto nos hace renegar de las autoridades que tenemos y, en muchos casos, ha dado paso a enfrentamientos verbales  y hasta físicos entre conductores, ya sea porque pitan para pasar rápido sin saber que adelante hay daños en la vía.  También porque  los trabajos acortan el ancho de la vía o porque nos metemos en contravía”, anotó. 

Vásquez  dijo que no hay  una comunicación entre  la comunidad y las autoridades del municipio por el cierre de vías, solo lo hacen con los  vecinos de la calles donde trabajan.

El municipio ha señalado, en lo que respecta a la obra hidrosanitaria, que  no se pueden enterrar todas las tuberías  a la vez porque se trabaja por circuitos. Esa es la razón por lo que se pueden cerrar calles en las que ya se trabajó. 

Sicología. Joe Riera, director de la Escuela de Choferes Profesionales  de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, dijo que el cierre y más obstáculos vulneran el estado de ánimo de cualquier chofer. Agregó que si el conductor no logra controlar sus impulsos, seguramente,  terminará dañando su carácter. Por eso la importancia es aplicar los conocimientos de sicología aplicada a la conducción. 

Los trabajos hidrosanitarios y la regeneración de la 4 Noviembre y 113 estarían recién en enero del 2019. La buena noticia es que los trabajos en Tarqui concluyen este mes. Ese es un dolor de cabeza menos para los choferes.