A inicios del 2018, el volcán de Fuego, ubicado en Guatemala, inició con una actividad volcánica moderada hasta que el 3 de junio hizo erupción afectando a numerosas comunidades que se encontraban cerca.
El flujo piroclástico enterró varios pueblos entre los que están La Reunión, Alotenango, San Miguel los Lotes, El Progreso, etc.; así también como varias carreteras, lo que detuvo las labores de rescate. Miles de personas han sido evacuadas mientras aún se sigue buscando fallecidos y desaparecidos. Los obispos del Ecuador, nos han pedido organizar una campaña para que a lo largo del mes de julio se reúna todo tipo de ayuda y se la entregue a las parroquias para poder enviar a los damnificados con el fin de paliar en algo su sufrimiento. Sé que la situación en nuestro país no está en su mejor momento, pero también me he dado cuenta que los pobres entienden mejor que nadie esta frase: “yo aprendí a dar, no porque tenga mucho sino porque sé lo que es no tener nada”.