Antonio encendió la tele y ahí estaba París y le dijo entusiasmado: “Me encanta París”.
Desde ese día, abuelo y nieto recorren el mundo como mochileros, siendo ya la tercera vez que recorren Francia.
Antonio tiene 97 años y aún le queda mucha energía para recorrer más países. “Tengo una energía que ni yo me la creo. Pero solo se me nota si estoy en movimiento”, dijo.