Cada una tiene una historia que contar.

Cinthya asegura que siempre escuchó de sus compañeras de colegio decir que tenía las piernas muy grandes, pero ella nunca se dejó agobiar por esos comentarios. 

Practica halterofilia y es capaz de levantar hasta 98 kilogramos sobre sus hombros.     

Son siete años de duros entrenamientos que hoy los ve reflejados en los logros alcanzados.  

Una de las experiencias más gratificantes fue participar en los Juegos Bolivarianos, su primer competencia sénior en donde consiguió tres preseas: dos de plata y una de bronce.

Compitió lesionada, sus rodillas, espalda y hombros estaban afectados, pero Cinthya dice que cuando se subió al podio se dio cuenta que todo había valido la pena. 

La joven de 20 años se dedica de plano al levantamiento de pesas, entrena a doble jornada para poder cumplir con su sueño: estar en Tokio 2020. 

Su entrenadora, Alexandra Arteaga, dice la preparación de Cinthya es dura. 

Su próxima competencia será en mayo en los Juegos Sudamericanos Absolutos. 

 

Nada la detiene. Leonela Ayoví ha tenido que enfrentar comentarios machistas, como cuando le dijeron que el deporte que realizaba “no era para mujeres”. 

Leonela practica lucha olímpica.

Ella ha sabido apartar todo lo negativo y asegura que su meta es clara: asistir a unos juegos olímpicos. 

Ha sufrido varias lesiones: se dislocó el codo, tuvo una herida en una de sus cejas y ha presentado distensión de ligamentos, pero nada de eso la ha detenido. 

Los “tragos amargos” se han convertido en dulces cuando Leonela ha alcanzado logros nacionales e internacionales.

Hoy por hoy se prepara para participar en un selectivo nacional que entregará cupos para el Sudamericano, evento que se desarrollará en Bolivia en el segundo trimestre del 2018. 

En su primera experiencia sénior, en los Juegos Bolivarianos, Leonela consiguió una medalla de bronce en la categoría 58 kg. 

“Para competir en esa categoría tuve que bajar unos 12 kilos, me entrené fuerte, pero perdí; debería sentirme alegre por la medalla lograda, pero uno entrena para el oro o plata”, afirma.

Bajo la dirigencia de Marcelo Mina, la joven, estudiante de Derecho, aspira llegar a Tokio 2020. 

 

Una decisión. Aunque en el 2009 varias personas le decían que el boxeo era cosa de hombres, Cristina Porozo no tomó importancia a los comentarios y encontró apoyo en su familia y en especial en su hermano, Luis Porozo, quien es boxeador. 

Todos los días Cristina trata de cumplir con sus tareas pendientes.   

Es madre de dos niños, de tres y cinco años.

Sus hijos se han convertido en su motor. 

Dice que el boxeo le ha dado muchas alegrías. Hoy trabaja como metodóloga. 

Consiguió medalla de bronce en los Juegos Bolivarianos y está considerada para ingresar al Plan de Alto Rendimiento del Ministerio del Deporte.

Pero hay algo que le preocupa: no puede recibir doble sueldo de la mencionada cartera de Estado, por lo que tendría que elegir entre ser metodóloga o seguir con su preparación. 

Llegar a unas olimpíadas sería un gran logro para Cristina, pero ella sabe que debe sacrificarse mucho. 

Ella tendría que cumplir entrenamientos a doble jornada con doce sesiones semanales, afirma Byron Ayoví, entrenador principal del mencionado deporte.