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Las madres no se cansan de llorar

Pese a que están muertos, sus padres los siguen extrañando. El amor por esos hijos que ya no están sigue vivo.

Lunes 01 Enero 2018 | 11:00

Sonríen cuando recuerdan los momentos gratos que tuvieron con ellos y lloran al imaginarse las causas que conllevaron su muerte.

Todos días hay llanto y por diversos motivos, especialmente por la tristeza que representa no tenerlos consigo para abrazarlos, besarlos y decirles cuánto los quieren.
 
Fuerza. Cecilia Moreira, mamá de Luis Intriago, dijo que el amor por su hijo jamás pierde su intensidad y se mantiene intacto.
Luis pereció el 7 de noviembre del 2015, y desde entonces la familia se integró más. 
“Sin embargo lo seguimos extrañando. Siempre fue un chico tranquilo que hacía todo lo posible para cumplir con su promesa”, declaró.
 
Llamada. Luis Miguel trabajaba como asesor de crédito de una institución crediticia, y por lo tanto debía viajar por la provincia para constatar la información de los clientes; a la vez pasaba la información a sus superiores para proceder o no con los préstamos. 
Fue justamente al volver de su trabajo que sufrió el accidente mortal.
Si bien la muerte le sobrevino por un accidente de tránsito, la familia no pudo determinar las circunstancias del percance, es decir qué lo provocó.
 
Aromas. Maritza Chóez, mamá de Yuly Roxana Mendoza Chóez, afirma que llora por su hija todos los días. 
La recuerda por medio de canciones, aromas y hasta cuando ve a una colegial uniformada. 
Su hija tenía 18 años de edad cuando fue asesinada, el 1 de mayo del 2012. 
La justicia, en base a la investigación, encontró como responsable del hecho a su cónyuge apodado “Oreja”, y quien cumple una condena de 22 años de cárcel.
Para esta madre, el tiempo no es castigo suficiente, “ya que nada del mundo me la enviará de vuelta. Donde se encuentre ella espero que esté bien”, dijo. 
Chóez envió a ampliar una fotografía para colgarla en la sala de su casa para mirarla a cada momento.
“Es una forma de sentirla conmigo, de tenerla”, agregó.
Pero el mejor recuerdo que tiene de su hija es su nieta, a quien tiene bajo su cuidado y responsabilidad.
“Es una niña muy dulce. Tiene la mirada de la mamá y solo vivo para ella”, recalcó.
A veces, sostuvo, tienen conversaciones exclusivas para ellas, y mencionan a Yuly “y lo buena hija que fue”.
 
Letal. Rosa Guamán es una mujer que a partir de las 05h00 está dedicada a su trabajo. 
Solo saca tiempo para las necesidades básicas junto a su negocio de legumbres en la vía a Santa Ana, sector de la exfábrica de la Pepsi Cola. 
Fue el 23 de diciembre del 2016 en que frente a su local, mientras laboraba, un carro la golpeó.
El impacto fue tal que el joven Fausto Isama Guamán, de 23 años de edad, pereció al instante.
Doña Rosa Guamán lo vio morir. Asegura que el día que lo alumbró lo lloró por el dolor y la emoción de dar vida, pero esa noche sintió que el carro “le destrozó el corazón”.
“Estaba cerca y el lugar se convirtió en una tragedia”, dijo.
En su caso añadió, todos lo extrañan, ya que era un chico servicial y lideraba todo lo relacionado al trabajo.
 
Llanto. Mariana Mora no puede controlar el llanto cuando habla del último de sus tres hijos, asesinado a balazos. 
El tiempo, según dijo, redujo la intensidad del dolor, pero cuando recuerda sus caricias y su voz comienza una punzada en el corazón, y ese malestar que parecía extinguido cobra fuerza.
En su caso, cuando lo menciona, se lo imagina en la casa, escuchando su música preferida o hincándole la rodilla derecha para despedirse. 
Yovanny Holguín Mora, según su madre, no fue dado de baja de la Policía Nacional, como lo dijeron los jefes de aquel entonces. Ella conserva las copias de los documentos donde él pidió la salida de la entidad del orden debido a que no se sentía bien trabajando en Loja, ya que el clima no le sentaba y estaba flaco.
Este expolicía fue asesinado.
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