El veterinario Adolfo Morán dijo que la forma convencional es tranquilizarlos por medio de fármacos sedantes, sin embargo hay que tener en consideración que algunos pacientes tienen problemas cardíacos, del riñón o hepáticos o son de avanzada edad, lo que es un riesgo por lo que cualquier sedación debe hacerse bajo prescripción médica, “no así por así porque son productos restringidos”.

Consecuencias. Recalcó que se puede causar la muerte o que el animal no despierte rápido. 

Morán dijo que lo mejor es que el dueño, que es la persona en quien se refugia el animal, esté junto al perro o el gato, en el sitio donde están en mayor contacto, puede ser un pasillo o la habitación, donde puede apagar la luz y dejarlo con música para atenuar el ruido de la pirotecnia, sobre todo en las horas críticas.

Señaló que una característica de los caninos es tener olfato y oído muy agudo, mucho más que las personas y en estos casos lo que se hace es desensibilizarlos, someter al paciente a ciertos estímulos de forma gradual. 

Se recomienda grabar sonidos de explosivos  y comenzar con poco volumen a exponerlos y cada vez que logran superar esos decibeles felicitarlos, hacer que se sientan en confianza, adaptarlos a esos sonidos para que no entren en pánico. 

 

Preparados. Giovanny Ponce tiene tres perros y dijo que lo que hace es guardarlos en su casa, que es bien hermética, antes de que empiecen a detonar los explosivos. Es decir antes de la medinoche los deja en las habitaciones, con música y la luz apagada y está pendiente de ellos.

Cuando pasan las horas críticas los suelta en el patio, para que se relajen.

Ponce señaló que no es partidario de la sedación y prefiere estar cerca de sus mascotas.

Carlos Ponce, de Rocafuerte, hará lo mismo. Él aparte de estar con ellos, les colocará el lazo en forma de ocho que indican especialistas como una forma de relajarlos.