Ella pensaba lo peor y de inmediato informó a la Policía y vecinos sobre la desaparición, luego elaboró volantes que pegó en varios lugares de Paján y también envió las hojas a Olmedo y Jipijapa.

El adolescente, quien estaba al cuidado de su abuela, se había ido sin rumbo y lo vieron por última vez por una ciudadela conocida como El Palmar. De allí no supieron qué camino tomó, dijo Jenny.

La madre indicó que finalmente, luego de una ardua búsqueda, el miércoles 20 de diciembre el menor apareció en Jipijapa.

Lo habían llevado al hospital ya que, según su madre, lo habrían encontrado bajo los efectos de la escopolamina.

En la casa de salud le realizaron exámenes para saber si había sido objeto de algún maltrato, pero los resultados comprobaron que solo había sido drogado.

 

Desesperación. Jenny indicó que por los medios de comunicación conoció la desaparición y asesinato de la niña Emilia Benavides en Loja y estaba preocupada de que a su hijo le hubiera pasado lo mismo. Por ello se alegra de haberlo encontrado vivo.

Dijo que a pesar de su pobreza trata de ser una buena madre para sus seis hijos, ya que el padre de Carlitos no aparece.

La pareja actual de  Jenny es maestro albañil y no tiene trabajo. Ella solventa sus gastos en el hogar lavando ropa ajena y limpiando casas, pero esos trabajos no los tiene todos los días, mencionó.

Ella envía un mensaje a todas las madres y pide que no les pase lo que ella sufrió. Es una angustia bien grande y hay que cuidar más a sus hijos y dedicarles más atención y amor, expresó.

También pide a las autoridades más control sobre los casos de escopolamina. 

Jenny agradeció el apoyo y gestión que le brindó el fiscal Byron Suárez y la señora Angela Piguave, quienes junto a decenas de personas le ofrecieron apoyo y no la dejaron sola en la búsqueda de su hijo.

Pide que alguien les dé trabajo a ella y su actual esposo.