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Hay 194 casos más de Leishmaniasis este año

Cuando la profesora Katty Cedeño vio la llaga en su pierna, se asustó. La herida era más grande cada día y no encontraba cura.

Sábado 23 Diciembre 2017 | 12:00

Entonces buscó ayuda en un hospital. Primero la trataron como un problema de circulación sanguínea. El médico vascular le dio un tratamiento que incluía la limpieza de la herida, pero al cabo de semanas no veía mejoría. Entonces, recuerda que le hicieron exámenes y determinaron que tenía una bacteria en la sangre, así, entre consultas y tratamientos sumaba 75 días y estaba desconsolada, hasta que a su casa llegó una de las madres de familia de la escuela Pablo Hanibal Vela, de El Florón, donde Katty da clases.

La madre de familia le mostró que ella también tenía una úlcera similar y que recibía tratamiento en el centro de salud de la zona y se notaba la mejoría. 
“Lo que usted tiene es leishmaniasis”, le dijo la salvadora mujer, quien le pidió que fuera al centro de salud y se dejara atender, pues en El Florón “hay esta enfermedad”, le advirtió.
La maestra, que ya no tenía que perder, llegó hasta el lugar. Exámenes de biopsias confirmaron que era leishmaniasis, una enfermedad transmitida por el mosquito manta blanca y que afecta la piel, a la cual parece que carcome, creando una 
herida que no para de crecer.
Katty, debido a la complejidad de su herida, recibió un tratamiento mayor al habitual y ahora está en proceso de mejora. La herida se cerró, aunque ella cree que tiene residuos.
El caso de Washington Bazurto fue similar. También desconocía lo que tenía y pasaba de farmacia en farmacia pidiendo “remedio” para una herida que tenía entre la nariz y el pómulo. 
El caso no presentaba mejoría, hasta que alguien le dijo que fuera al subcentro de salud de El Florón, donde lo derivaron al de Andrés de Vera y allí determinaron lo que tenía. Su tratamiento duró 20 días. En cada jornada le aplicaban una inyección de Glucantime, que es el único remedio que sana este problema, dijo.
Actualmente el hombre, quien es técnico de refrigeración, ha superado totalmente el problema y de la herida solo quedan malos recuerdos, pues la leishmaniasis prácticamente desapareció sin dejar secuelas evidentes, dijo.
 
No saben. El desconocimiento sobre esta enfermedad incide en que la mayoría de personas que la padecen se confundan y traten de curarse por sus medios, con remedios caseros o hasta los mismos médicos que les dan un diagnóstico equivocado. 
Melva Morales, directora de Vigilancia de la Salud Pública, dijo que mientras el paciente no utilice el remedio adecuado (glucantime), la llaga seguirá creciendo. Explicó que el medicamento elimina el parásito de la sangre.
La experta también señaló que este año se disparó el número de casos en Manabí, que en el año 2015 registró 293 infectados, mientras que en el 2016 sumaron 236, sin embargo en lo que va del 2017 van 430 nuevos casos, es decir 194 más que el año anterior.
El mes más crítico fue septiembre, cuando se registraron 242 pacientes, en octubre sumaron 97 y otro detalle a considerar es que la enfermedad migró del campo y ahora está en la ciudad. En Portoviejo muchos casos se registraron en El Florón, dijo la funcionaria
Néstor Gallegos, máster en epidemiología, señaló que antes la enfermedad se limitaba solo a zonas rurales, es más, recordó que entre el año 2000 y 2003 sólo habían casos en Severino y San Sebastián de Pichincha y en El Carmen, pero ahora ve que hay en muchos lugares, dijo.
Explicó que la manta blanca se desarrolla sobre todo donde hay humedad y maleza. Recordó que es un mosquito que parece conejito por sus alas pequeñas y que puede volar hasta un metro y medio, y 
pidió hacer limpieza de maleza y hojarascas para disminuir su presencia en ese hábitat.
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