Christopher tiene seis años y, pese a no padecer ninguna enfermedad, ha sido sometido a 13 operaciones y a 323 revisiones médicas en diferentes hospitales de Dallas y Houston, Estados Unidos.
Desde el día que nació (con 33 semanas), Kaylene Bowe, su madre de 34 años, ha estado convencida de que está enfermo, hasta el punto de que logró que le conectasen un tubo directamente al intestino delgado para alimentarlo a través de él, lo que le ha provocado numerosas infecciones. Además, la madre intentó que el niño estuviese en una lista para un trasplante de pulmón y recibiera cuidados paliativos.
El caso salió a la luz tras varias denuncias del padre del niño, quien no ha podido verlo desde el año 2012, ya que Bowe lo acusó legalmente de provocarle un infarto a su ‘enfermo hijo’.