El hombre, de 48 años,  relata que sobre el ring ganó alrededor de 17 peleas en diferentes torneos deportivos a nivel nacional.

Con una botella de licor en la mano, “Cañalito” narra que trabajaba como chofer de una camioneta, en la que repartía pollos en la urbe. Luego se casó y procreó una niña, pero por situaciones de la vida  terminó separándose de la madre de su hija. Motivos que lo hicieron deprimirse y refugiarse en el alcohol.

Relató que fue uno de los seleccionados de Los Ríos para pelear con el campeón de Ambato (Tungurahua). En su carrera ganó dos medallas de oro y dos de bronce, afirma. “Me entrenaba corriendo todos los días desde Babahoyo a Jujan (Guayas), yo era lo máximo en el ring. Boxee desde los 17 hasta los 24 años. Lo del trago vino después de la separación de la madre de mi hija”, dijo el hombre mientras bebía un sorbo de alcohol.

Calles.   Rufino explica que con el tiempo decidió deambular por las calles de Ventanas y para poder comprar  el licor recoge botellas plásticas.

El exdeportista recuerda que el apodo ”Cañalito”  se lo pusieron en una hacienda bananera donde trabajaba como arrumador.

En la actualidad, “Cañalito” no cuenta con documentos  personales para volver a trabajar, ya que según cuenta los perdió en el río de la localidad.

Manuel Onofre, amigo de Rufino, recuerda que el exboxeador era una persona muy trabajadora y admirado por los jóvenes de esa época.

”Era muy fornido, él todavía sabe las técnicas, pero el puro le ha quitado las fuerzas y la habilidad que tuvo en su tiempo. Ojalá deje el alcohol algún día”, relató el amigo. 

Muñoz dijo que el “Chivo González fue su entrenador en el boxeo.