La matriarca de la familia, doña Mariana Ortiz, es la primera en levantarse y la última en acostarse. 

Desde la madrugada, la señora inicia sus labores pelando cebollas, ajo y otros ingredientes para preparar un aliño cuya receta solo conocen los miembros de su familia.

Su negocio, picantería La Ambateñita, es uno de los sitios con más tradición en la ciudad cuando se habla de chanchos y pavos horneados.

Por los dos enormes hornos de leña que se ubican en el patio de la casa este mes pasan decenas de cerdos y pavos que luego deleitan el paladar de muchas personas. 

“Lo que nos caracteriza es el rico sabor que le da la leña, nuestro aliño tiene el ingrediente más importante: el amor”, señala la mujer.

En la labor se integran al menos 10 miembros de la familia. Uno de ellos es Marco Catota, yerno de doña Mariana. Él es el encargado de los hornos, solo en uno entran 10 chanchos.

Desde hace cinco años en la picantería no se han incrementado los precios.

Aliñar y hornear un pavo cuesta 20 dólares, mientras que un chancho de unas 150 libras, vale $ 70.

 

Sacan turnos. Otro de los sitios que destaca por su sazón es la panadería Pablito 2, ubicada en la avenida Chone cerca de la entrada a la cooperativa Ciudad Nueva.

Allí los clientes deben sacar turnos. Ellos saben que los cupos para que su propietaria, Mónica Garrido, hornee el plato principal de la cena de Navidad, el pavo, son peleados.

A la panadería llegan clientes en busca de su sazón para hornear animales durante todo el año. Sin embargo, las dos últimas semanas de diciembre se multiplican.

“Tengo este negocio durante doce años, la mayoría de mis clientes trae el chancho o el pavo para aliñarlo aquí. Les gusta mi sazón”, dice la mujer.

El año pasado en Pablito se hornearon 150 animales.

El costo de aliñar y hornar un pavo es de 15 dólares, los cerdos varían según su tamaño. Sin embargo, las tarifas se mantienen desde hace cinco años, dice Mónica.