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El Carmen
Se arrastró 500 metros con un pie cercenado

El viernes 8 de julio de 2016 la vida cambió para un agricultor, quien en cuestión de segundos perdió su pie derecho.

Sábado 16 Diciembre 2017 | 04:00

 Él es Jimmy Manuel Villa Solórzano, de 32 años de edad, quien esa tarde cumplía con su jornada de trabajo en una finca en el sitio Palma Sola, de El Carmen.

Villa recuerda que estaba trabajando con una chapeadora o desbrozadora de maleza. 
Todo iba bien, la jornada avanzaba con normalidad hasta que la cuchilla se quebró y tomó una dirección que al hombre lo marcaría de por vida. 
Él trabajaba como jornalero y era habitual manejar una máquina para cortar la maleza. 
Ese día iba arremetiendo contra el monte, hasta que la cuchilla tocó con la rama de un árbol que estaba en el suelo y se desprendió.
 
Cercenado.  “Iba trabajando bien, de pronto la cuchilla golpeó en algo, sentí un golpe, y me caí, quité el dedo del acelerador de la chapeadora y vi que mi pie estaba desprendido”, recordó.
Incrédulo por lo que pasaba, Jimmy intentaba pararse, pero no podía, su pie derecho con un pedazo de la bota estaba aproximadamente a un metro de él, mientras su pierna sangraba.
Pasaron varios minutos y Jimmy se convenció que había perdido su pie derecho, pero que no quería perder su vida.
Gritaba pidiendo auxilio, pero la persona más cercana estaba a unos 500 metros por lo que tuvo que arrastrarse llevando su pie desprendido en una mano, “cogí el pie y me lo llevé, yo pensé que me lo pegarían de nuevo, me arrastre por unas lomas hasta que un amigo me vio”, dijo.
 
Socorrido.  Luego de llegar a su casa los rescatistas del Cuerpo de Bomberos de El Carmen avanzaron al lugar y le brindaron los primeros auxilios. 
Villa había perdido mucha sangre por lo que llevarlo al hospital era urgente, de lo contrario podía morir. 
Ya en la casa de salud lo evaluaron y después de estabilizarlo fue transferido a un hospital más equipado en Santo Domingo de los Tsáchilas. 
Estuvo dos días en estado de coma, y cuando recobró el conocimiento seguía con la esperanza de que le “pegaran” el pie, algo que fue prácticamente imposible, manifestó.
Se sintió muy mal, pensó que su vida se terminaba al no tener un pie, y pensaba de qué manera mantendría a sus dos hijos menores de edad y a su esposa.
 
Limosna.Desesperado por mantener a su familia, se fue a pedir dinero a la calle, en las afueras de un supermercado en El Carmen, pero la vergüenza pudo más, dejó de hacerlo y buscó la manera de trabajar, comentó.
El hombre compró un triciclo para vender agua de coco, pero la dificultad para salir a caminar, le hizo ingeniarse algo: explicó que, con un tubo de cuatro pulgadas, y un pedazo de caña, se “fabricó” una pierna, lo que le permitió un poco movilidad.
Por varios meses solicitó una prótesis al Estado, pero por más pedidos que hizo jamás le llegó.
Lo que sí se hizo efectivo fue la colaboración de una persona caritativa, quien le obsequió una prótesis.
 
Integridad. Ahora solo recuerda que una chapeadora le arrancó el pie, pero no las ganas de trabajar. Se gana la vida vendiendo agua de coco.
Recorre las calles desde las 10h00, no puede hacerlo más temprano porque el clima frío le hace doler la pierna, y eso le ha traído complicaciones en su salud, dijo.
Manifestó que los médicos le han indicado que debe reposar al menos tres días por semana, “pero yo qué hago si tengo que mantener a mis hijos”, se cuestiona él mismo.
Jimmy Villa aspira un bono del Estado para darle a sus hijos y trabajar menos.
“El Presidente Lenin Moreno es una persona con discapacidad y entiende lo que padecemos, es por eso que quisiera una ayudita para salir adelante”, expresó.
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