Ella y su madre venden flores y plantas medicinales en los locales que dispuso para el efecto el municipio en una de las esquinas del acceso de la calle Puyo. 

Mira los puestos vacíos y cuenta que hasta la semana pasada uno de ellos había sido ocupado, pero cuando las flores de la comerciante empezaron a pudrirse, luego de no venderse, ella decidió irse.

“Los que vengan acá tienen que ser valientes. No se vende”, cuenta.

En el segundo piso del mercado la historia se repite. En los pasillos de la sección “Varios”, muchos de los locales permanecen con las puertas cerradas.

 

“De llorar”. Luis Vásconez, comerciante, dice que “las ventas están de llorar, no sabemos cómo vamos a hacer con el arriendo, no sabemos de dónde sacar dinero”.

Añade que en su puesto, la mejor venta fue un día en que vendió seis dólares.

El miércoles el alcalde Víctor Manuel Quirola ofreció una rueda de prensa en la que informó que 417 locales han sido asignados y que faltan 84 por ocuparse. El mercado tiene en total 501 locales.

“Algunos comerciantes que tienen permiso de ocupación de espacio público deberán cambiar de actividad para entrar allí”, señaló.

 

Una veeduría. Ayer un grupo de comerciantes del centro de abastos acudió hasta la delegación provincial del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) para participar en la posesión de una veeduría que solicitaron.

La misma busca “vigilar y dar seguimiento al proceso de sorteo y asignación de puestos del mercado”.

La veeduría está encabezada por Kléber Carrión y conformada por María Fernanda Medrano, María Cristina Tapia y Johanna Reyna.

Ellos realizarán una investigación durante tres meses. “De esta veeduría lo que va a salir es la verdad”, dijo Kléber Carrión.