“Es todo un viacrucis, para  lavar la ropa y bañarnos debemos ir a buscar agua a otros sectores del cantón. Pocos son los vecinos que tienen pozo profundo y obtienen el líquido de allí”, explicó la mujer.

Gastos. Párraga dice que esta semana sus gastos han aumentado, pues para preparar sus alimentos deben utilizar agua de los bidones.  “Solo para cocinar invertí 6,25 dólares en cinco días, consumí cinco botellones de agua”, afirmó.

Lorena Bermeo optó por ir toda la semana anterior a cocinar y a bañarse a la casa de su madre, en la parroquia San Camilo. “Sin agua no somos nada, nos toca andar como los gitanos y dando molestias. Las autoridades no aceleran los arreglos”, agregó. 

Para Lorenzo Cedeño, no tener el servicio es una falta de compromiso e irrespeto a  los habitantes del sector de parte del municipio.

“Si las autoridades palparan lo que es estar sin poder bañarse y tener que hacer un gasto extra en botellones de agua cuando apenas te alcanza para comer, el cantar fuera otro”, dijo bastante molesto el albañil. 

Gestión. Carlos Pinos, gerente de la empresa de Agua Potable y Alcantarillado, puntualizó que el problema se debe a que el equipo de bombeo de la estación 17 de Marzo colapsó y dejó de trabajar. 

“Desde el miércoles en la noche se presentó el problema e intervino el personal constatando que el motor y la bomba se quemaron”, declaró.

Aseguró que los nuevos equipos ya se encargaron y se calcula que llegan mañana de Guayaquil. 

“De las aproximadamente 500 familias que no tienen agua potable, también se ven afectadas algunas de la parroquia El Guayacán y el sector La Progreso. A ellos les llega un servicio débil, porque su estación está interconectado también con el tanque de la 17 de Marzo”, explicó.