“Ni una menos!! Vivas nos queremos!!” se lee en la camiseta color negro que lució durante el encuentro de las mujeres de Portoviejo, como parte del proyecto “Transformando nuestras vidas” que llevan adelante con el apoyo de Fundación Esquel, ONU Mujeres, ILDIS y otras organizaciones.
CASO. Herlinda tuvo una infancia y adolescencia marcadas por la violencia. Su papá los golpeaba a ella, a su mamá y hermanos. Señala que su madre no denunció porque no tenía apoyo. “Le decían ‘si te casaste tienes que estar con tu marido’, era como ponerla contra la pared porque dependía económicamente de él”, explica. Recuerda que hasta embarazada su madre fue víctima de las golpizas de su padre, que también tuvo una vida similar a la que les dio a sus hijos.
Ella no quiere que esa historia se repita en su hogar, donde cría a sus 2 hijos en ética y valores y busca que su esposo comprenda su trabajo en la Fundación Kolping, desde donde ayuda a otras mujeres a “empoderarse de su verdadero valor”.
CIFRAS. El encuentro se dio dos días después del asesinato de una mujer en El Carmen, a manos de su expareja, que la acuchilló en un bus. Fue el octavo feminicidio en Manabí en este año. A nivel nacional van 80 feminicidios.
Zoila Menéndez, del grupo de Mujeres Santa Martha, dijo que de cada 10 mujeres, 6 han sido víctimas de violencia de género.
AGENDA. Margarita Carranco, coordinadora del Proyecto Transformando Nuestras Vidas, señaló que el principal problema es y será la violencia intrafamiliar, que ocasiona un desequilibrio armónico en la familia.
Sostuvo que para erradicar la violencia es necesario contar con un hogar de protección a mujeres víctimas de violencia, para que reciban tratamiento terapéutico. Pero no solo ellas, sino su pareja, toda la familia, porque “si no sanamos al hombre, si no sanan las tres partes, incluidos los hijos, no mejoran las condiciones en la familia”, destacó.
“Es un problema cultural, estructural y sistémico. Si desde el sistema educativo no se contempla la igualdad de derechos, si no se asigna recursos, si no se ahonda en el problema de manera integral, no vamos a cambiar”, indicó.
PERFIL. Alejandra Guerrón, de ONU Mujeres, mencionó que “la mujer se aísla de su familia, de sus amigas, siente vergüenza porque no es sencillo decir que la están golpeando y mientras más sola está es más difícil contar con ayuda. El no tener autonomía también hace que se dependa de la pareja agresora”.
Recalcó que “hombre que golpea una vez sigue golpeando” y que contrariamente a lo que se piensa, su perfil es el de un hombre socialmente agradable del cual nadie pensaría que es un ser violento. “Ese hombre tiene una sensación de pertenencia sobre la mujer, a la que no quiere dejar ir porque es como si se le fuera la vida, por eso la agrede, por eso la mata”, dijo.