En días buenos logra hacer hasta 15 carreras, que cuestan entre 50 centavos y 3 dólares, dependiendo de la distancia a recorrer. A pesar de su edad, comenta que no le cuesta levantar un saco de arroz o algún cilindro de gas que le toque transportar. “A esta edad ya comienza a mermar la fuerza, pero el espíritu es el mismo”, cuenta.

Trabajo. Germán Araujo también pasa las siete décadas. Tiene 74 años y 35 trabajando con su triciclo.

En días malos hace entre 5 y 6 carreras, y en días buenos llega a las 20.

Sus clientas fijas son las vendedoras de frutas de la Sierra que llegan al mercado y llevan su producto a sitios como la terminal, San Pablo o avenida  Manabí.

Manuel Bermello, de 74 años, indica que sus clientes no son exclusivos. Tiene de todo. “Incluso hay profesionales a quienes les gusta ir en triciclo hasta su casa”, comenta.

Estos “tricitaxis” perdurarán en el tiempo mientras los clientes no pierdan la tradición de seguir recorriendo la ciudad en tres ruedas.