Sabiendo esto, Manabí debe asegurarse que estemos dentro de ese plan. No hay que olvidar que la provincia ha sido afectada por una triple tragedia, crisis en el 2015, terremoto en el 2016 e invierno severo en el 2017. Debemos preguntar por tanto ¿qué parte nos toca de ese plan de inversiones?, ¿qué áreas donde se piensa invertir están en Manabí, ¿cómo realizarán dichas inversiones? ¿cúanto empleo crearán en la provincia?   Claro que crecer como economía  implica ejecutar una serie de acciones para que ese crecimiento se dé, pero necesitamos obviamente que la inversión pública en Manabí sea prioridad para los grandes tomadores de decisión que obviamente están en los altos círculos de poder.  Y ¿quienes más para ayudarnos en esta tarea que nuestros asambleístas? Por sus funciones están cerca del poder y conocen  en demasía las vicisitudes de la región. Ellos, al fin y al cabo, son nuestros representantes, los elegimos para eso, son los que en teoría se deben jugar por la provincia porque son los que viven día a día las angustias de quienes luchan un presente mejor para tener la esperanza de un  futuro  promisorio. 

Pero no basta con los asambleístas. Se necesita del esfuerzo de muchos para que  nosotros, los ciudadanos, le hagamos conocer al Gobierno lo que la provincia requiere, independiente de las necesidades de cada municipio. El Gobierno Provincial sería el mejor interlocutor. Nos representa a todos y ha realizado y  continúa haciendo esfuerzos encomiables por desarrollar nuevos polos de desarrollo que generen riqueza y bienestar con  modernos conceptos de negocios. Pero en una provincia tan grande, con un millón trescientos mil habitantes, ese esfuerzo hay que fortalecerlo. Y por  esto y otros objetivos  necesitamos estar en el plan de inversiones.  Es la tarea a cumplir.