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Venezuela
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Por: Edwin Delgado Armijos

Viernes 20 Enero 2017 | 04:00

La periodista Tina Rosemberg del The New York Times afirma que los Estados donde el dinero en su totalidad se hace con el oro negro, no han logrado desarrollar una clase media, ni crear o mantener instituciones sólidas. Mucho menos sacar de la pobreza a la sociedad en su conjunto.

No existe ningún producto considerado básico, un commodity, que produzca tanto dinero. 
Es tanta la importancia del petróleo que incluso forma parte de los elementos de la diplomacia, habiéndose denominado como la diplomacia del petróleo o la diplomacia petrolera.
A mayor riqueza petrolera mayor grado de corrupción.
El petróleo tiene el color de la corrupción, muchos de los países que poseen ingentes reservas tienen altos niveles de pobreza, desempleo, carencia de infraestructura básica, entre otros. Es una especie de maldición para las naciones que lo poseen. Venezuela es uno de esos casos.   
Embarcado en la supuesta lucha contra el antiimperialismo, se decantó por establecer nexos con Rusia, como parte de actividades que cambien la geopolítica en esta parte del mundo, además que le permita entre otras cosas: crear empresas mixtas para la fabricación desde turbinas hasta equipos destinados para la extracción de petróleo y gas, así también para el transporte de energía eléctrica.
Una forma de dejar en el camino a los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Europea, que por décadas han tenido incidencia en Sudamérica.
La crisis venezolana es un caldo de cultivo que puede allanar el camino para que estalle un conflicto capaz de traspasar fronteras y anclar raíces entre sus vecinos. La idea de quienes promueven el caos a nivel mundial, es crear tensión en determinadas regiones estratégicas y poner a la orden la máquina guerrista. Como sucede con ciertos estados asiáticos. 
Los estallidos sociales traen consigo crisis económicas, reacciones en cadena, causan estragos de enormes proporciones. Empujando a millones a salir de su tierra. 
Coadyuvar a encontrar solución no solo es cuestión interna, de su población, de sus gobernantes, también compete a pueblos que mantienen relaciones diplomáticas.
Sacar de circulación billetes de una determinada denominación puede ser considerado como algo hecho a propósito, se constituye en un golpe más para la población ya golpeada por la insuficiente cantidad de alimentos, de productos básicos de higiene, falta de trabajo, altos niveles delincuenciales. Formando parte de ingredientes de una receta letal.
El modelo de gestión política aplicado en el país de las reinas de belleza y de las novelas, no es socialismo, ni comunismo. 
Es algo parecido a lo que sucede en territorios africanos, donde la riqueza producto de la actividad petrolera ha impedido la democratización de bienes y servicios básicos para que la población en su mayoría tenga una calidad de vida digna.
 
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