A través de este acuerdo se ha abierto a los productores ecuatorianos un espacio gigantesco para promocionar y exportar, en el que, sin embargo, e inevitablemente, deben competir con grandes productores de otros continentes.
Para ello la intención no es suficiente. Las empresas deben incorporar sistemas de mejoramiento de calidad, de evaluación y certificación, de capacitación a sus colaboradores, entre otros, para garantizar el cumplimiento de estándares en la calidad de sus productos.
En el caso de Manabí, una provincia en la que predomina la producción de tipo primario, se debe impulsar la cultura del valor agregado y la asociatividad para fortalecer a los grupos de productores.
En todo esto el papel del Estado es fundamental, más que como promotor, como un verdadero socio de los productores, que los asesore y encamine a mejorar para garantizar exportaciones de calidad.
En el ámbito político se requiere la revisión de normas y estándares, a más de estrategias para evitar perjuicio económico a los productores locales.
Es posible que haya nuevos acuerdos en el futuro. El país debe aprovechar estas oportunidades no solamente para aumentar sus exportaciones sino también para fortalecer, fronteras adentro, la calidad de su producción.