Ejemplos hay por todas partes. Desde letras corpóreas hasta estatuas, pasando por parques, edificios. Muchos de ellos recogen elementos de la identidad y tradiciones locales; pero otros son espacios públicos, incluso de corte moderno, que llegan a ser representativos.
¿Quién no se da cuenta que una fotografía del Palacio de Carondelet, del Panecillo o de la Mitad del Mundo representa a Quito? ¿O, si es en Guayaquil, de la Columna de los Próceres del 9 de Octubre o la recientemente inaugurada rueda moscovita llamada La Perla? ¿O bien, tratándose de Manta, las letras corpóreas ubicadas en el malecón?
En Portoviejo faltan elementos así. Y si los hay, no se los ha desarrollado lo suficiente.
Bien podría, verbigracia, recurrirse a la actualmente muy promocionada condición de ciudad que gusta del rock para crear paraderos u otros sitios con la reconocida leyenda Portoviejo Rock City, en los cuales los visitantes puedan tomarse fotografías.
Sería una forma de promocionar a la ciudad partiendo ya de un elemento que ha tomado fuerza en el país. Claro, este es sólo un ejemplo.
La Municipalidad bien podría emprender la búsqueda e identificación de esos lugares que pueden convertirse no solamente en sitios bonitos sino, los más importante, en espacios únicos que identifiquen a la ciudad.