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Lo que nos dejó el 2016
Lo que nos dejó el 2016
Por: Irina Bowen
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Viernes 13 Enero 2017 | 04:00

“Que nos roben todo, menos la esperanza”.Cierto, pero ésta frase hoy vamos a dedicársela al Presidente y a quienes han dirigido el país por estos 10 años; pues aún tenemos esperanza de cambio. Unos hablan de una década ganada, otros hablan de una década perdida; yo hablaría de una década que nos ha dejado grandes enseñanzas y grandes experiencias para no volver a cometer los mismos errores.

Las leyes, la constitución, las normativas siempre se han escrito pensando en poner límites, porque cuando estos no se tienen, se termina en abusos y en excesos; todos los que se  han cometido en nombre de la democracia, de los pobres y de la justicia, en estos diez años de un gobierno que creyó y nos quería hacer creer, ser el remedio de una enfermedad llamada corrupción que por muchos años la vivimos de muchos de los gobernantes de turno. Sin embargo resultó ser una epidemia que los contaminó en forma inmediata y de la cual hasta ahora no se percibe la cura.
Hace nueve años escribí en el editorial de la revista CIEEMA, cuando el Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Manabí cumplía 30 años de fundación. “Vivimos una época de cambios, de buscar un norte, de imprecisiones y confrontaciones, y quienes somos parte de instituciones gremiales, seguimos impulsando la búsqueda de fuentes de producción e inversión que nos permita destacar el papel que los profesionales tenemos ante el país y la comunidad, pues desde nuestras capacidades disponemos de esa fuente inagotable de riqueza que tiene nuestro Ecuador”…… “Debemos estar vigilantes, no debemos dejar que entre discursos y promesas tal vez caigamos en la trampa de aceptar situaciones que más allá de abrirnos una puerta a la producción, a la inversión y al trabajo, nos veamos limitados a desarrollar nuestra profesión, sin darnos la oportunidad de expresar nuestro sentir…..”… “El futuro de nuestros hijos y de las nuevas generaciones depende de nosotros, hay que tener los ojos bien abiertos y la mente ágil para proyectar y argumentar……”
Hoy puedo decir que cuando el poder político lo abarca todo,  no hay adelanto; lo que existe es un retroceso,  pues cuando se quitan las libertades y se ponen trabas a la inversión, a la producción y al trabajo, el desarrollo de los pueblos es estéril. Han pasado diez años de gobierno y 9 años desde que escribí éste editorial y puedo decir que mis líneas es como si las escribiera hoy.
El 2016, nos dejó después de un terremoto la fortaleza y la esperanza de que podemos levantarnos de los escombros; de que podemos soportar el dolor, pero también el sabor amargo de saber que las soluciones no son inmediatas, que las autoridades se mueven  por conveniencias políticas y electoreras aprovechándose siempre de la desgracia del pueblo. Se acerca una nueva elección de autoridades, nuevos discursos, nuevos y repetidos candidatos ofertándonos un mundo mejor, y yo vuelvo a insistir que el futuro de las generaciones no depende de los candidatos, sino de quienes hacemos la elección; que sean nuestras capacidades, nuestro poder de entendimiento y nuestro conocimiento los que nos indiquen el camino a la mejor opción, a la mejor propuesta; busquemos en cada propuesta la luz que nos conduzca hacia mejores días.
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