Para muestra, dos botones: lo que ocurre en La Manga del Cura y lo que pasa en Los Manantiales.

En el primer caso, han transcurrido 67 semanas desde que los habitantes de esta zona manabita ratificaron en las urnas su voluntad de seguir perteneciendo a esta provincia. Sin embargo, la falta de una ley que recoja esa decisión mantiene problemas para quienes viven en ese sector porque no pueden inscribir sus escrituras ni acceder a beneficios, como créditos para producción, debido a que legalmente siguen en un área sin definición territorial.

En Manantiales, a pesar de que un laudo arbitral determinó que el sector pertenece al cantón Montecristi (que lo disputaba con Jipijapa), sus moradores aseguran que la situación continúa en el limbo porque no existe una ley que lo ratifique, y debido a esto no reciben obras.

El tema está en manos del Gobierno, pero los representantes que la provincia escogió con su voto deberían apersonarse para insistir en la necesidad de que se solucionen los problemas de límites internos para dar tranquilidad a la población y facilitar el acceso a obras, propiedad de sus tierras, créditos y otros beneficios a los que tienen derecho como consecuencia de la definición territorial.