Situación. En aquel entonces, Arturo trabaja en una procesadora de madera y fábrica de ‘palets’. 

Aquel día un compañero de labores le pidió que le ayudara con unos troncos de madera para cortarlos. 

Se disponían a empezar cuando Arturo resbaló y cayó sobre la máquina. 

Parte de su cuerpo fue triturado por las púas y terminó perdiendo su brazo derecho, un ojo, parte de la nariz y cara.

“El accidente me tuvo tres años en el hospital Luis Vernaza de Guayaquil. Me dieron el alta porque comenzaron a hacerme daño las anestesias. Recibí aproximadamente 100 y sentía que ya no podía más, pero el amor a mis hijos me ayudó mucho a mantenerme vivo”, dijo Espinoza. 

Él camina con normalidad, pero se le hace difícil subirse a los buses y en ocasiones se ayuda con un bastón. ”A los tres meses del accidente  mi esposa me abandonó con mis tres hijos, pero ellos han sido mi motivo para seguir luchando”, recalca. 

Asegura que el día en que se volvió a mirar a un espejo, no podía creer que era él. Contó que se quería morir, pero venció esos pensamientos.

“Sigo de pie, ellos son mi motor, aprendí a vivir y pude superar este trauma, aunque se sme hace difícil ingerir alimentos, pero a pesar de ello hago lo posible para alimentarme”, sostuvo.

Espinoza vive con sus tres hijos en el kilómetros tres de la vía El Empalme-Quevedo, recinto Los Palmares. 

Este sobreviviente trabaja actualmente vendiendo frutas y plátanos. Además cobra el bono, con lo que mantiene a sus hijos.