Cuando las bambalinas del petróleo han empezado a desteñirse por la caída del precio del crudo a nivel internacional, Ecuador debe volver a mirar con acentuado interés al campo, donde reside la mayor fuente de recursos que desde hace rato esperan por una explotación decidida y razonada de alguno de sus gobiernos.
Si bien la agricultura y la ganadería, especialmente, no han dejado de ser considerados factores de ingresos permanentes para el país, las facilidades, novelerías y hasta fanfarronerías empujaron a mirar con mejores ojos la explotación del llamado oro negro, mucho más luego de experimentar las veleidades que ofrecía su pronta comercialización.
Sin embargo, la tramoya empezó a desbaratarse al conjuro de una lógica, dura, permanente y despiadada competencia dentro del exclusivo club de productores y exportadores de la también denominada sangre del diablo, por considerarse al líquido viscoso y negruzco causante de guerras, genocidios y desastres que mantienen a muchos países en la tragedia.
Y si ha deparado progreso a nuestra nación la extracción del petróleo de las fuentes propias -localizadas en una de las regiones del mundo en donde la naturaleza aún puede ser considerada virgen, como es la Amazonia-, la siembra del mismo no llegó a ser cumplida a satisfacción como fuera anunciada desde el inicio de la era petrolera, durante la época de dictaduras militares sucesivas como la del general Rodríguez Lara.
Es que, considerado Ecuador como un país de esencia agrícola, uno de los objetivos de la riqueza que conllevaba la entrada de los petrodólares al erario nacional era el reforzamiento y modernización del campo, repotenciando la agricultura, tecnificándola y haciendo de sus cultores individuos de amplios conocimientos en la materia.
Pero aquello fue ignorado, contándose apenas ciertos esfuerzos que no llegaron a mayores conquistas.
Aquel desinterés puede tener como ejemplo pico este Gobierno, en el que para administrar al Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca, se ha designado hasta poetas.
Ahora, con la seguridad de la apertura de mercado con la Unión Europea, qué mejor oportunidad para incrementar las atenciones al agro, para superar, incluso, las reservas que pudieran haberse creado en el sector la firma de este convenio.
Porque la tecnología puede ayudar a rebasar los temores. Y a eso es que hay que apuntar en el plano agropecuario: siembra de calidad y crianza ejemplar.
Por eso es plausible las intenciones del grupo de empresarios que formaron en Chone una compañía para la exportación de cacao, que será transformado en el exterior en rico chocolate.
Y la congregación de entidades que propenderán a rescatar en Manabí la tradicional siembra del algodón, últimamente en franca caída en esta provincia.
- ¿Qué te pareció la noticia?
- Buena
- Regular
- Mala