Él falleció a causa de un accidente de tránsito del que resultó gravemente herido. Sin embargo, su funeral se tornó algo diferente. Wando, hermano de Wagner, decidió llevar a Sereno, el caballo de su hermano y con quien hizo una relación muy estrecha a su funeral. Él pensó que el animal querría estar también durante ese momento tan importante. Cuando el auto que transportaba a Wagner llegó, Sereno se acercó a él, como si realmente supiera que se trataba del último adiós a su amigo humano. Comenzó a olfatear y a rodear el vehículo hasta que comenzó a relinchar una y otra vez. Todos los que presenciaron la escena quedaron conmovidos con la reacción que tuvo el caballo con su dueño. Después se reclinó sobre su ataúd y se frotaba. Todos estaban convencidos de que estaba triste porque sabía que no vería más a Wagner. Durante todo el trayecto el caballo relinchó sin parar. Wando se hizo cargo de Sereno y lo adoptó.