En los 40 años que lleva en el oficio, ha visto disminuir drásticamente la cantidad de anzueleros.

“Cuando empecé en esto, habíamos unos 900 pescadores y ahora, si somos diez, es decir mucho”, advierte.

Bravo comenta que gracias a esta labor  pudo criar junto a su esposa a sus cuatro hijos. Ahora se dedica a realizar trabajos de construcción, porque es lo único en lo que puede laborar a sus 61 años. 

“Antes se pescaba tanto que ni siquiera se los contaba. Llevábamos en quintales las corvinas y los robalos, ahora la situación es preocupante”, añade Pablo Piza, de 51 años, compañero de Bravo. 

Piza señala que a pesar de vivir en la provincia de Los Ríos, tiene que irse en la madrugada a bordo de su moto a Milagro para conseguir corvinas que luego vende en las calles de Babahoyo.

> NEGOCIO. El problema es que actualmente quienes pescan con trasmallo acaparan todo  y además capturan hasta los peces más pequeños, afectando la cadena de reproducción. 

Los pescadores tradicionales aseguran que han ido varias veces al Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) para denunciar lo que para ellos es una competencia desleal y afectación al ambiente, pero según dicen, no han sido escuchados.

Periodistas de diario El Río han buscado en dos ocasiones la versión de la directora del Magap en Babahoyo, Jacqueline Arreaga, pero no hemos obtenido respuesta.

En la tercera ocasión se nos informó que hay que hacer una carta para que se pueda concretar una cita.

Los pescadores aseguran que con los años ya no se verán más a los anzueleros en las aguas del río Babahoyo.