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El futuro no está escrito en piedra

Domingo 01 Enero 2017 | 03:00

El terremoto ocurrido el pasado 16 de abril nos dejó dolor, así como también varios escenarios de lo que podría venir en el futuro. Pese a que varios actores públicos y privados proponen enfocarnos en la reconstrucción de lo existente antes del terremoto, algunas poblaciones manabitas se han propuesto transformar la tragedia en una oportunidad para liberar la fuerza creadora que nos permita generar niveles de bienestar mayores a los existentes antes del 16 de abril.  

Un ejemplo se encuentra en Coaque, una comunidad de 2.300 habitantes ubicada a pocos kilómetros al sur de Pedernales que también fue severamente afectada por el terremoto. Pese a su gran riqueza natural y cultural producto de contar con varios ecosistemas y ser la cuna de la cultura Jama-Coaque, ya antes del terremoto 90% de la población vivía bajo la línea de pobreza. 
En lugar de proponerse reconstruir lo existente antes del fenómeno natural, esta comunidad se permitió imaginar un futuro distinto y construyó una visión compartida con la que se proponen transformarse, en la próxima década, en un destino de turismo cultural y ecológico nacional e internacionalmente reconocido.
Desde la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones de la Sociedad Civil (CEOSC), un colectivo de 100 organizaciones sociales y ciudadanas, hemos apoyado a Coaque y otras comunidades generando un espacio de colaboración entre la academia, el sector privado e instituciones públicas. 
Producto de esta colaboración, expertos en arqueología, turismo, desarrollo rural y arquitectura apoyaron a la comunidad en la construcción participativa de un plan estratégico que ha permitido proyectar un nuevo Coaque. Este plan incluye el establecimiento de un museo de sitio, de un hotel comunitario y de un monumento que, inspirado en los sellos de la cultura Jama – Coaque, cuente con una secuencia de símbolos el pasado y el presente de la comunidad, dejando abierto el futuro para evidenciar que no está escrito en piedra; y que con esperanza y trabajo podemos transformarlo.
Ahora el desafío es lograr que este plan estratégico sea reconocido por el Estado y así generar políticas públicas que apoyen su realización. Existe también el desafío de movilizar, nacional e internacionalmente, recursos que contribuyan a que esta visión se haga realidad.
Sin desconocer la magnitud de estos desafíos, destaca la capacidad de la comunidad de Coaque de no enfocarse únicamente en volver a ser lo que eran antes que el terremoto e inspira su voluntad de transformar el dolor que dejó el terremoto en una oportunidad para construir un mejor futuro para todos sus pobladores. 
Existen otras poblaciones manabitas que también se están proponiendo transformar lo que nos dejó el terremoto en fuente de creatividad y progreso. El desafío es conectar todos estos esfuerzos y transformarlos en un proyecto de desarrollo que beneficie a toda nuestra provincia.
El futuro no está escrito en piedra. Lo vamos construyendo con las decisiones que tomamos día a día. Hagamos  del 2017 un año que sea recordado por la capacidad de los (as) manabitas de unirse para transformar la tragedia que nos dejó el terremoto en una oportunidad para construir un lugar único donde, nutridos por las raíces de nuestra identidad, florezcan la innovación, la colaboración y el progreso.
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