Su hijo, Jonathan, aprendió a nadar de niño, pero en los últimos años se había alejado del deporte, hasta hace nueve meses, cuando inspirado en el entrenamiento de su padre decidió volver con una meta: participar y completar su primer Ironman 70.3.

Bienvenido completó la competencia triatlética el año pasado. Él, preparador físico de profesión, está a cargo de un grupo de 20 atletas que también participarán, aunque lo que más le llena de orgullo es que su hijo le siga los pasos.

“Espero llegar primero que él a la meta”, bromea Bienvenido, quien tiene una envidiable condición física producto de años de entrenamiento que, a sus 56 años de edad, le permite correr a la par de sus alumnos más jóvenes.

Para Jonathan, de 23 años de edad, lo más importante será terminar la dura competencia, que comprende una distancia de 1,9 km de natación, 90 km de ciclismo y 21,1 km de atletismo, es decir 70. 3 millas de distancia (de allí el nombre).

Para terminar el Ironman y sentirse un hombre de acero, Jonathan se ha preparado junto a su padre en los últimos nueve meses, en los que han compartido el dolor de entrenar tres horas diarias en promedio, pero también la satisfacción de vencerse constantemente a sí mismo, con un estilo de vida en el que entrenar mientras muchos duermen resulta un impulso para mejorar los tiempos.

“Ver la dedicación de mi papá hizo que yo retomara el deporte”, explica Jonathan.

“Esta carrera es especial porque Manta ha sido golpeada por el terremoto, por eso vamos a participar con más ganas, para transmitir esa fuerza y ese empuje para salir adelante”, señaló Bienvenido, un padre orgulloso.