Filomena Bailón, quien vive desde hace 35 años en el barrio El Porvenir frente a lo que era el colegio Tarqui, extraña el entorno que tenía la calle con la presencia de los estudiantes.
Este plantel también fue afectado por el terremoto del 16 de abril.
Agregó que en los alrededores de esta institución existen comercios como tiendas, librerías, comidas rápidas que de una manera se ven afectados por la demolición de la estructura del plantel. Sus ventas han bajado, se indicó.