Hacemos esta reflexión al darnos cuenta de que los centros de salud están atiborrados de pacientes que buscan atención para sanar sus males. En Manta el terremoto desnudó públicamente algo que desde hace mucho tiempo se pedía a gritos, en Tarqui. El dispensario médico del IESS, llamado Los Esteros, sólo para entrar a pedir turnos se forman filas interminables; y una vez adentro el hacinamiento es intolerable para pacientes, médicos, personal administrativo, haciendo que la estadía en ese lugar sea insoportable, humillante.

Sabíamos por nuestra propia observación que ya desde algún tiempo en la parroquia Eloy Alfaro y en la vía que lleva a la parroquia San Mateo necesitaban unidades médicas de las características antes nombradas.

El Seguro Social ha expropiado a la familia Medranda una superficie bastante pequeña, que es incorrecto, por la necesidad superlativa del nosocomio a construir. El GAD Manta propuso a las autoridades del IESS permutar el área donde estaba asentado el antiguo sanatorio por más o menos 7 hectáreas en el barrio denominado Urbirríos, que es equidistante a la zona de influencia metropolitana y regional.

La nueva clínica del IESS debe tener capacidad para atender a los miles de clientes (pacientes) de la región, de tal manera que la capacidad debe ser de al menos 400 camas calculando a que sirva para al menos 20 años a futuro.

Hay en la localidad un edificio administrativo subutilizado. El IESS tiene muchos predios sin utilizar, en cualquiera de esos lugares se puede instalar una unidad médica de nivel primario para crear en las nuevas generaciones “cultura de la salud preventiva”. ¿Quién compra en época de crisis departamentos de lujo, casas con precios sobre la media económica del asegurado o locales comerciales? Los ciudadanos a quienes consulté me referían que es bastante difícil vender esas unidades.

A la unidad médica local llegan pacientes del IESS, Seguro Social Campesino, enfermos en general de la región, debe ser por el buen servicio de la atención médica, de especialistas; así mismo, hay contados profesionales de la salud, displicentes, insensibles con el dolor ajeno, considerando al afiliado como artículo desechable, descartable.

Señor Presidente del Consejo Directivo del IESS, sabemos por usted mismo lo de la fuga de inmensa cantidad de dinero a través de las derivaciones médicas, le rogamos que esos valores sean invertidos en unidades médicas, hospitales, soluciones recreacionales. 

Los afiliados y jubilados necesitamos ser tratados dignamente.