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Casas, inversión que fue destruida

Conozca historias de quienes compraron casas que luego el sismo destruyó. También hubo quienes vendían, pero el terremoto las devaluó.

Domingo 17 Julio 2016 | 05:00

Entre las casas destruidas en Manta por el terremoto, hay quienes las compraron meses antes y quienes las vendían.

César Moreira pedía 250 mil dólares por su casa esquinera, de tres plantas, ubicada en la calle J-5 y J-6 del barrio Jocay. La vendía porque necesitaba dinero para montar una cafetería-panadería, similar a la que administró varios años en Puerto Rico.  
Allá Moreira trabajó durante 17 años y lo que ganó lo invirtió en construir su casa. 
En 2002 llegó a la ciudad para ocupar la edificación que tenía 5 departamentos en la tercer planta y varios locales en la primera, todos para alquilar.  Él llegó a vivir en el piso del medio. 
Hace varios años decidió vender el inmueble para concretar su proyecto comercial. Decenas de veces recibió llamadas de interesados, pero las negociaciones no tuvieron un final. Semanas antes del terremoto del 16 de abril llegó una señora muy interesada en comprar la edificación. Ella era de Estados Unidos y pretendía convertir la casa en un hostal. Esta vez la negociación parecía tomar un buen rumbo, hasta que ocurrió el sismo. Luego de esto la interesada nunca más apareció para seguir negociando. 
Moreira es consciente que tras un sismo de 7.8 grados cualquier persona pierde el interés de comprar una casa porque muchas de estas quedan afectadas. Y su vivienda no fue la excepción; el segundo y tercer piso serán demolidos. La planta baja quedará de pie para venderse ahora en 100 mil dólares. Moreira se niega a ver caer por completo todo su esfuerzo de muchos años. Sostiene que el primer piso está intacto y, además, el terreno esquinero cuesta otros miles de dólares. El precio de venta actual no es fijo, él está dispuesto a rebajar la cantidad negociando. Si ya no logra vender hará reparaciones en los locales para continuar alquilando.  
Una suerte distinta tuvo José García, habitante de la avenida 103 en la parroquia Los Esteros. Él compró una casa en 150 mil dólares, en el barrio El Paraíso, hace menos de un año. Hoy la vivienda de dos plantas ya no está. Fue demolida porque sus columnas se destruyeron con el terremoto. 
La ventaja de García es que el inmueble estaba asegurado porque lo adquirió a través de un préstamo con el Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (BIESS). Quienes realizan créditos hipotecarios con el Seguro Social obligadamente contratan una póliza. 
En el caso de García, la empresa aseguradora cancelará los 150 mil dólares al BIESS. También le devolverá a él las más de ocho letras que había pagado por el préstamo. Lo que García no sabe aún es si el terreno donde estaba la casa le sigue perteneciendo. De lo que sí está seguro es que ya no quiere una casa grande, ahora se conforma con un hogar pequeño y cómodo. Esto implica que tampoco desea un préstamo elevado. 
García y su familia sienten el temor de vivir en una casa grande y con losa. Él no quiere correr con el mismo destino de su hermana, quien murió aplastada por las terrazas del edificio Felipe Navarrete.
De enero hasta la tarde del 16 de abril, la empresa municipal Registro de la Propiedad despachó la compra y venta de 683 bienes, entre casas y edificaciones, de Manta.  
Solo del 1 al 16 de abril se aprobaron 101 procesos. ¿Cuántos de estos 683 inmuebles se destruyeron con el terremoto? Nadie sabe. 
El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) no maneja esta información. Lo que sí tiene es el resultado general de viviendas afectadas por el sismo de 7.8 grados. 
Según el reporte oficial emitido hasta el 7 de julio, en el cantón se han demolido 1.532 edificaciones y otras 372 serán destruidas en los próximos días. Es decir, el terremoto acabó con 1.904 inmuebles del cantón. 
Gloria Castro disfrutó su nueva casa durante cuatro meses. La compró en septiembre del año pasado, se mudó en diciembre, y en abril el terremoto se la destruyó. 
La vivienda ubicada en la ciudadela La Pradera costó 46 mil dólares.  
Castro sintió tristeza al verla destrozada esa noche del sismo. Es que el inmueble representaba el esfuerzo de su esposo y de ella. 
Para suerte de la familia, la compra se efectuó con un préstamo del BIESS, por lo que había esperanza de recuperarla con el seguro. 
Sin embargo, la familia ahora solo pude acceder a un reemplazo de hipoteca, es decir, prestar la misma cantidad de dinero para comprar la casa. A diferencia de la segunda historia, el esposo de Castro (acreedor del préstamo hipotecario) no podrá solicitar un nuevo crédito de mayor o menor recurso porque la empresa donde trabaja no ha cumplido con todas las aportaciones, indicó ella. 
Entonces, la única opción es acogerse al mismo proceso y cupo que accedieron inicialmente.
En el caso que gusten de una casa mayor a los 46 mil dólares, que facilita el BIESS, la familia deberá poner el restante. Castro reveló que se irán a vivir al barrio 15 de Abril, pero que en esta ocasión buscarán una casa con menores años de construcción. 
En Manta hay también aquellos que no vendieron ni compraron casas antes del sismo, simplemente ya tenían, pero la tierra se las quitó. Se quedaron sin un techo, sin el hogar de toda una familia. 
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